“THE BOW”
PROGRAMA DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA
CÁTEDRA: CINE Y MÚSICA
Por: Daniel Felipe Cortés Bolaños
UNIVERSIDAD DE NARIÑO
SAN JUAN DE PASTO
PSICOLOGÍA
2018
THE BOW
(Kim Ki-duk)
Para hablar de la película “The bow” de Kim Ki-duk, es fundamental fijarse en cada objeto expuesto ante la cámara como una metáfora que da forma a la historia que se está contando. Ya en su obra “primavera, verano, otoño, invierno… y de nuevo, primavera” el surcoreano nos exponía a un lugar desolado como un monasterio frente a una laguna, donde se desarrollaba el drama de dos monjes, y usando este único espacio no nos contaba solamente el paso de las estaciones a través del año, sino que de manera metafórica expresaba el paso del hombre a través de la vida. Así mismo, con una puesta en escena de dos pequeñas barcas flotando en el agua y llenando el plano cinematográfico de significantes profundos, The bow nos introduce en una historia que expresa metafóricamente el ciclo de las relaciones amorosas entre parejas heterosexuales (Hago énfasis en la heterosexualidad, debido a la marcada misoginia que expresan las películas del director, además de la representación nupcial de las culturas orientales que referencia la película); sean estas, románticas, sexuales o de padre a hija (libre interpretación del público).
Así pues, la obra está llena de significantes y metáforas en un escenario que, aunque parece pequeño, está mostrando continuamente objetos en primer plano, objetos que circunstancialmente, son símbolos complejos que hacen parte de la historia que se nos está contando. El agua, el arco, los zapatos, las barcas, la luna, el día, la noche, la bañera, las manos, las cañas de pesca, el columpio, y en general, cada objeto frecuentado en el plano cinematográfico, está impregnado de representaciones de la realidad. La fotografía y sus colores son realmente impecables y nítidas, no hay demasiados desenfoques, puesto que la clara intención del autor es que cada objeto ante la cámara, sea notorio e importante, pues implica una representación más allá de implicar ser un objeto.
Por otro lado, la cámara no tiene mucho movimiento, sin embargo, sus movimientos acompañan el estado del agua, permitiendo así que el espectador se sienta flotando en el barco, o complementándose empáticamente con las emociones que tienen los personajes en el espacio temporal del film. El tiempo de la película es claramente lineal, no se sabe ni que pasó antes, ni que pasó después, o al menos no más allá de las referencias dialogadas dentro del tiempo en presente que manifiesta la película; es decir, en ningún momento se muestra cómo fue que la niña se perdió de sus padres, ni cómo fue rescatada o criada por el viejo, ni cómo se llegó a la barca, esto lo sabemos debido a que dentro del plano temporal de la película, se hace referencia a este pasado, mas no lo conocemos a ciencia cierta; dejando todo a la interpretación del público, si esta historia es cierta, o es una metáfora más de la relación interpersonal que tienen las parejas tradicionales de la cultura oriental.
Es aquí donde cabe destacar el uso del silencio, pues el hecho de no presentar demasiados diálogos a través de la película, ya es una clara referencia a que la historia va mas allá de la realidad, que no pertenece a un plano cotidiano del arte cinematográfica, sino que, pretende contar una realidad con imágenes, mas que con un plano secuencia lleno de diálogos. En The Bow, cada gesto, cada movimiento, cada objeto, cada situación, cada personaje, encarna mas de lo que es.
Empezando por el argumento, la película encarna las fases del amor, desde la compañía, la protección, la fidelidad, las ilusiones, los planes a futuro, la confianza, la inocencia, el deseo, el erotismo, los celos, la sobreprotección, la desconfianza, la decepción, el caos, la culpa, la ideación suicida ante la angustia de la soledad, la separación, el agradecimiento, la aceptación y, por último, la purificación expresada a través de la metáfora de la libertad y el abandono como manifestación del amor real (en ese orden); ya Nietzsche nos decía que nada sabe de amor quien no ha tenido que dejar ir aquello que más ama.
Es el agua el lugar en el que descansa la culpa del anciano (quien cumple el rol del hombre oriental en una relación, sea este, esposo, padre, etc.), el agua es el colchón en el que ha construido su hogar, sus planes a futuro, ideaciones y sueños. Por esto, no permite que su barca toque la tierra, vive simplemente flotando en la culpa, pero no permite que le toque, pues ha disfrazado su culpa con el confort del amor, la compañía y la posesión; por esto, solo puede ser visitada por los otros, mas no puede compartir lo que hay a bordo, incluyendo a la joven, quien se ha convertido no solo en su amor, sino también en su propiedad. Sin embargo, al reconocer y aceptar la realidad de la existencia del otro, a pesar de defenderse de la misma, no tiene mas remedio que sucumbir a la culpa y purificarse a través de ella al final de la película, hundiéndose junto con su barca, y dejando fluir a su ser amado a través de sus propias culpas mas no de las suyas. Es por esta razón que, una vez el viejo cae al agua, no vuelve a aparecer en escena y su representación corporal ha encarnado la barca que se hunde junto con él.
La joven, cumple el papel de la niña sobreprotegida por su padre, o el de la novia, o en general cualquier analogía relacionada que quiera darle el espectador; ella, representa en primera estancia, la inocencia, la entrega, el agradecimiento, la compañía, la lealtad… Sin embargo, también representa la vida, el único “objeto” con vida que compone la barca del viejo, y como “vida”, tiene su propio pasado, sus propias culpas, temores, y sueños. Ella es la única que se empapa de las culpas del viejo con los pies, cuando se columpia, y así, lo observa sonriendo con confianza de que no será dañada aunque conozca sus debilidades mientras el tira sus flechas seguro de si mismo y de los sueños al lado de la niña, que son representados a través del “don de la profecía”, sin embargo, cuando está furioso con ella y titubea, dispara con miedo de fallar, y es entonces cuando la niña cae al agua, rompiendo de inmediato la confianza y tomando su decisión de partir.
Los extraños que suben a pescar a la barca representan el mundo real, los peligros del mundo real, las tentaciones, la sociedad, lo desconocido, pero al igual que la niña, también son “objetos” vivos, y la vida también representa claridad y no solo oscuridad, por eso, entre los extraños, se encuentra el joven con quien la niña decide huir en su propia barca.
Por último, quisiera destacar la importancia del arco, como un símbolo de la confianza del viejo; es con este instrumento, con el que le dispara a la niña, sin temor a fallar, pero es también con el que le dispara a las personas en las que no confía, al tiempo en que es su instrumento musical, es decir, donde apoya su propia confianza personal a partir de la belleza del sonido y de la música. El arco, es donde se apoya la temporalidad del argumento de la película. En un principio refleja la confianza de una relación donde ambos se sonríen y disparan sin fallar, luego se demuestra que a partir del mismo arco, fluctúa la confianza del viejo hacia sí mismo y hacia la relación a través de la música, mientras toca su instrumento (por lo general en la noche y a los pies de la luna mientras ella duerme); luego, se convierte en un arma de desconfianza con la cual le dispara a sus invitados o a la misma niña, cuando ha sido dominado por la furia, y, por último, después de la aceptación de la separación expresada en la simbología del acto nupcial, el viejo lanza una flecha al cielo, donde no hay un punto fijo, sino un horizonte que demuestra la confianza ciega que el viejo deposita en la niña, aunque ese sea el momento de abandonarla. La flecha cae a la entrepierna de la niña, representando el momento de su libertad en un orgasmo y en la entrega de su virginidad, la cual se convierte al fin en el símbolo de que ya es mujer y está preparada para dejar atrás al viejo, para seguir su camino con su propia barca y con la compañía que ella decidió para su vida, mas no la que le fue impuesta.