Desde sus orígenes, el Festival de Cannes se ha mantenido fiel a su vocación fundadora: dar a conocer y respaldar obras para fomentar la evolución del cine, favorecer el desarrollo de la industria del cine en el mundo y celebrar el Séptimo Arte a Nivel Internacional.
Es uno de los aspectos del certamen y, por supuesto, la parte más mediática del evento. Para la organización, representa ante todo la oportunidad de recibir por primera vez y con los mismos honores a los artistas más importantes del cine mundial y a los talentos emergentes. También supone una ocasión para rendir homenaje a la creatividad de los artistas sobre la que descansa el prestigio del Festival.
El Festival está sólidamente anclado en su historia, pero se mantiene muy atento a acoger la novedad y la originalidad. Con el paso de los años, ha evolucionado tratando de conservar sus valores esenciales: la cinefilia, el descubrimiento de nuevos talentos, la acogida de los profesionales y de los periodistas que acuden de todas partes del mundo para contribuir al nacimiento y a la difusión de las películas.
En cada nueva edición, nacen proyectos, se transmiten experiencias, se entrecruzan culturas: es también esta efervescencia la que convierte al Festival de Cannes en el reflejo de su época.